El estudio científico se basó en analizar la relación estadística entre la concentración de glifosato detectado en la orina de mil 523 personas de EU y el padecimiento de diferentes enfermedades neurológicas. Se detectó el herbicida en más del 80 por ciento de los participantes.
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– Un estudio recién publicado en la revista científica internacional “Environmental Research” relaciona por primera vez la exposición al herbicida glifosato con la aparición de enfermedades neurológicas graves en la población adulta de los Estados Unidos.
La investigación científica descubrió que la concentración promedio de glifosato en la orina de las personas analizadas fue de 0.55 microgramos por litro. Se encontró una relación entre la presencia de glifosato en el cuerpo con la pérdida grave en funciones cognitivas esenciales, así como depresión severa en las personas con mayores concentraciones de este herbicida. Además, se encontró que las personas con mayor cantidad de glifosato sufren discapacidad auditiva severa en comparación con las personas en las que no se detectó en su orina.
En el marco del T-MEC, se ha generado una disputa en torno a la importación del glifosato y el maíz transgénico para uso alimentario en México que, a través de decretos presidenciales y anteponiendo la salud de la población, cuya base alimentaria es el maíz en diferentes presentaciones, regula el uso de maíz transgénico y el herbicida para la producción agrícola. Dicha controversia ha escalado al grado que EU ha solicitado la implementación de un mecanismo de solución de controversias, contemplado en el T-MEC, que implicará la presentación de argumentos científicos que definirán qué país tiene la razón respecto a la regulación de la importación de maíz transgénico y el glifosato hacia México.
En general, la población está expuesta al glifosato a través de diversas vías: contacto en la piel, inhalación, o por la ingestión de agua y alimentos contaminados (esto se ha demostrado científicamente en México). Se utiliza para acelerar la muerte de cultivos como trigo, arroz, hortalizas, frutas, semillas, entre otros muchos, y así hacer más eficiente la cosecha para enviarlos a los mercados.
El estudio mencionado se basó en analizar la relación estadística entre la concentración de glifosato detectado en la orina de mil 523 personas de EU de edades entre 18 y 80 años, la mayoría mujeres (51.5 por ciento) con una edad promedio de 48 años, y el padecimiento de diferentes enfermedades neurológicas. Se detectó glifosato en más del 80 por ciento de los participantes.
Los análisis se realizaron a partir de los datos generados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2013-2014, que es coordinada por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), una institución de tal importancia que fue la entidad responsable de coordinar la respuesta sanitaria ante la pandemia por SARS CoV-2 en
EU.
Dicha encuesta arroja información muy importante porque está basada en exámenes físicos y entrevistas a la población participante (infantes y adultos), y recoge datos relacionados con factores de riesgo, estilo de vida, constitución física, factores genéticos y ambientales que pudieran aumentar la propensión a diversas enfermedades, como la presencia de glifosato en el cuerpo.
Existen investigaciones que ya han relacionado la exposición al herbicida más usado en el mundo -no solo en los cultivos transgénicos- con riesgos importantes a la salud humana: daños genéticos transgeneracionales, la aparición de defectos de nacimiento, problemas reproductivos, daños hepático y renal, así como diversos tipos de cáncer en animales, de tal manera que la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC, en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha clasificado como probable cancerígeno para humanos.
ESTUDIOS QUE LO COMPLEMENTAN
Por otro lado, un reporte previo de la Red de Acción contra los Plaguicidas de Norteamérica que analizó bases de datos públicas del sistema de salud, explicó cómo los pesticidas agrícolas (incluyendo al glifosato) afectan la salud de la población infantil de los EU: indicó que la enfermedad de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) aumentó un 33 por ciento en niños de entre 3 y 17 años en el periodo de 1997 y 2008.
Asimismo, los desórdenes del espectro autista han aumentado 123 por ciento en niños de 8 años entre el 2002 y 2012 (¡en solamente 10 años!). Para el caso de México, un estudio científico reciente evidenció la presencia de hasta 12 diferentes agroquímicos altamente peligrosos -incluido el glifosato- en la orina de 281 niñas y niños de comunidades rurales de Jalisco, lo que se manifiesta en dolor de cabeza, náusea, vómito.
¿Están generando los agroquímicos efectos aditivos o sinérgicos que dañan la salud de la población infantil?
Aunque hay cientos de demandas millonarias contra las transnacionales que comercian herbicidas como el glifosato en EU, y esa evidencia importante se ha relativizado en la discusión trinacional, el reporte científico comentado al inicio se publica en un momento decisivo de la disputa comercial sobre el comercio binacional de glifosato y maíz transgénico en el marco del T-MEC, más aún cuando la representación de EU ante el T-MEC ha rechazado la opción de realizar estudios científicos junto con México sobre la toxicología del maíz transgénico (y el glifosato presente en los alimentos), además de manifestar que la decisión que regula al maíz transgénico “no está basada en ciencia”.
Es urgente que las autoridades sanitarias y ambientales mexicanas diseñen y ejecuten investigaciones que generen información precisa sobre la cantidad de agroquímicos asperjados en la producción de alimentos, así como la cantidad de agroquímicos presentes en los cuerpos de la población en México. La viabilidad de las generaciones presentes y futuras está en juego.